Hola queridos y queridas!
Esta vez he decidido escribir en castellano, así hay un poquito para todos ;)
Con retraso, pero ahí va, mi post sobre mi breve estancia en Singapur:
Lo primero que impacta a uno cuando baja del avión es el ambiente casi tropical que se respira. Es como cuando vamos al zoo y entramos en aquellos invernaderos enormes repletos de plantas tropicales y la humedad te pega de frente, pues igual. Las temperaturas rondan los 28 grados pero la humedad suele ser del 90%, con lo cual os podéis imaginar lo que uno puede llegar a sudar. Es volver a casa de un día de turismo y tener la piel pegajosa como en los peores días de verano en Barcelona. Por contra, todo y absolutamente todo cuenta con aire acondicionado y siempre que se está en el interior hace hasta frío, así que los contrastes son brutales.
Después de intentar lo imposible y no encontrar ninguna posibilidad de Couchsurfing en Singapur, mi amiga Meri me puso en contacto con una amiga suya que vive allí, así que desde Dubai y muy last minute le envié un mensaje de socorro a ver si podía acudir en mi ayuda. Y tuve suerte. Y así fue. “Ningún problema, vente a casa, tenemos una habitación doble para ti, piscina y una ama de casa que se ocupará de ti con todo lo que necesites. En esta vida hay gente con un corazón muy grande y Misha (de Indonesia) y su marido Ezra (de Canadá) lo tienen. Me acogieron en su casa con todo el cariño y atención que uno puede pedir y cuando al día siguiente media familia de Misha se presentó en su casa sin previo aviso, en vez de pedirme que me fuera, me ofrecieron una habitación de hotel en el centro, “por las molestias causadas”. ¿Increíble no? Pues sí, uno puede tener mucha suerte de vez en cuando y la verdad es que les estaré eternamente agradecidos. Lamentablemente no pudimos pasar mucho tiempo junto, ya que Misha está embarazada y debe descansar, pero indudablemente es una de aquellas personas que uno no olvidará nunca.
Imprevistos aparte, mis días en Singapur transcurrieron de manera tranquila y pacífica. Mi primera vez en Asia, en un país que para nada es representativo de Asia sino más bien parece una metrópolis al estilo occidental y aún así las experiencias y los contrastes fueron muy interesantes. A continuación os hago un repaso visual de mis días de ruta que fueron desde el centro más comercial hasta los barrios de imigrantes más profundos, pasando por la isla “espectáculo” de Sentosa. Sentaros, abrochad los cinturones y disfrutad ;)

La calle en la que estaba la casa de Misha y Ezra, en una zona residencial un poco a las afueras de Singapur. Pura jungla, ruidos constantes de animales desconocidos y plantas nunca vistas. Bienvenidos a la Asia tropical.

Los jardines de la urbanización, de una belleza impresionante.

Singapore Quarry, un parque natural al lado de mi primera estancia, pura naturaleza.

Si en Dubai fue un camello, en Singapur me hice amigo de un mono, que estaba por el parque libremente campando y como diciendo, “estás en mi casa”, mientras su mujer y dos hijos miraban desde uno de los árboles al fondo.

La famosa Orchard Road, para entendernos, el Paseo de Gracia de Singapur, con más centros comerciales que papeleras…

Desde los centros comerciales más modernos con las marcas más exclusivas…

Hasta los de estética más tradicionales, como este Tang Centre.

Mi primera comida, una especialidad china a base de caldo y carne de ternera y fideos.

En uno de los canales, en la Boat Bay, una de las estátuas más curiosas que he visto.

En la zona de Marina Bay, por fin llegamos al más famoso de los símbolos de Singapur, el Merlion, mitad pez mitad león, que custodia la ciudad y desde el cual se pueden ver los principales edificios de la ciudad.

Como este (a mi gusto bastante horrible) trio de edificios con un jardín con palmeras en el tejado.

O la famosa Esplanade, un complejo de teatro, sala de conciertos y como no, centro comercial muy futurista.

La postal perfecta de Singapur, skyline + Merlion.

Solo por si a alguno se le había ocurrido, la pesca en esta zona está prohibida.

Como en estas fechas se celebraba el año nuevo chino, que dura unos 40 días, la ciudad estaba repleta de ferias y eventos para la gran (75% de la población) comunidad china.

Una de las estatuas, el famoso dragón.

O este amigo aquí, que, perdonad mi ignorancia no sé lo que representa…

Volviendo al centro, uno se da cuenta y recuerda de que Singapur también fue efectivamente una colonia británica, la arquitectura es igual vayas donde vayas.

Palmeras planas como una hoja de papel.

De nuevo y con motivo de la celebración del año nuevo chino, estos grupos hacen gira por toda la ciudad representando el baile del dragón y bendiciendo los restaurantes que visitan.

Y finalmente, la zona de fiesta de Singapur, Clarke Quay, como el centro comercial de La Roca, pero en vez de tiendas son bares, restaurantes y discotecas. Tipo villa olímpica, igual de cutre vamos…
Y esto es todo por el primer y segundo día, pronto más con mis incursiones en los barrios periféricos!