Sunday, February 20, 2011

Sentosa o mi último día en Singapur

El cuarto día hice una exploración por la isla de Sentosa, un complejo turístico de parques temáticos y atracciones diseñado para que las familias pasen el fin de semana y gasten mucho dinero. Todo es artificial y todos juegan a un mundo feliz, hasta niveles de una felicidad impuesta muy muy exagerada.



A Sentosa se llega o por teleférico o mediante este monorrail que tarda apenas unos minutos. El colmo de la artificialidad es que cuando llegas los operarios de los andenes deben darte la bienvenida saludando con la mano y con una sonrisa más que forzada.



Una mezcla de Port Aventura, Marina d’Or y Disneyworld.



Hasta las playas, diseñadas con rigor, son artificiales.



Hay un telesilla que te lleva a la cima de uno de los montes y desde la cual desciendes por un circuito con estos mini cochecitos.



El no va más, viajar a miles de kilómetros de casa para ver que tienen hasta un Café del Mar…



Yo muriendo de calor, el sol pega fuerte en Asia y unos pocos minutos al sol ya empiezan a sacar la gamba que llevo dentro.



Y como lo cutre no tiene límites, una muy mala imitación de algo que debería parecerse a las figuras de mosaicos de Gaudí….



Y el colmo de los colmos, la copia de su propio símbolo de identidad, aunque esta vez tan cutre y tan grande que uno puede subir en ascensor hasta arriba y de noche los ojos de león disparan rayos láser… en fin, no hace falta decir nada más…

Por el resto de mi último día poco más, poco a poco me fui dirigiendo a casa de Micha, donde pasé mis últimas horas para luego levantarme en medio de la noche, coger un taxi y plantarme en el aeropuerto más desértico que he visto nunca para embarcar a un vuelo que salía a las 7 de la mañana.





No miento, llegué antes de tiempo y pese a que la terminal estaba abierta no había absolutamente nadie, así que paciencia y a esperar, porque medio día después pondría los pies en un nuevo continente inexplorado hasta la fecha: Oceanía.

Pronto mucho más desde Sydney, donde llevo dos semanas y ya me siento como en casa!

Saludos, abrazos y besos a todos!
M

Thursday, February 17, 2011

Mini break: Curiosidades que uno se encuentra por Singapur

Antes de explicaros cómo terminó mi periplo por la isla os presento un post de las cosas que más le llaman a uno la atención cuando visita países tan diferentes del nuestro.



Ojo que nos hacemos mayores y adquirimos un cierto nivel eh, aquí el necesser por Givenchy para una de las mejores compañías con las que he volado.



La siesta a lo chino: te sientas, te inclinas y apoyas la cabeza en las manos y ala, a dormir.



Cartel de obras, con semejantes dibujitos realmente es más fácil disculpar las molestias.



En cuanto sales de la fachada y miras por la puerta de atrás te das cuenta de los cimientos que sustentan lo que se vende de cara al público. Aquí, la locura de sistemas de aire acondicionado que se necesitan para enfriar una calle repleta de restaurantes.



Señal de peligro en todos los idiomas oficiales de Singapur: inglés, chino, malayo y tamil.



Generalmente el sentido de la estética es bastante limitado aquí, pero alguno siempre se escapa. Con todo el respeto, querido Pedro, pero aqui tienes competencia y de la seria…



Dedicado a todos los que nos hemos criado con Son Goku y compañía: El Dragon Ball Milk Tea, repleto de bolas de drac de diferentes colores. ¡Que lo traigan a España ya!



Ojo que los chinos saben bastante de pastelería. Estos pastelitos de judía (parecidos a los daifuku japoneses) están tan bueno que me compré media docena…



¿Quién dijo que repartir diarios no era un trabajo durísimo?



Otro clásico chino: la fascinación por todo tipo de productos secos, de los cuales se dice que curan enfermedades, sirven de afrodisíacos, etc. Aquí, una de calamares.

Y con esto... y una de calamares, ¡hasta la próxima!

Besos,
M

Monday, February 14, 2011

Singapur: La experiencia asiática

El tercer día decidí alejarme algo del centro que aparte de algún edificio emblemático y alguna escultura poco interés tenía y me adentré en los barrios de las dos comunidades que más sustentan a este país: Little India y Chinatown. La impresión que causan es grande, básicamente porque es como sumergirte en estos páises en miniatura y ver de cerca como llevan sus vidas indios y chinos (aunque estén en Singapur).

LITTLE INDIA



La primera parada es Serangood Road, la calle a lo largo de la cual se desarrolla toda la vida de la comunidad india del país. A izquierda y derecha hay cientos de tiendas, restaurantes, pequeños comercios e incluso un templo hinduista.



Aqui una de las calles, repleta de tiendas vendiendo desde fruta, hasta prendas típicas de la India, pasando por los clásicos collares de flores. Lo primero que llama la atención es el olor, muy fuerte y característico, a especias e incienso.



El templo hinduista, uno de los más famosos de la ciudad.



Tuve la suerte de presenciar una especie de ceremonia en vivo, así que aquí os dejo un breve video del ambiente que se respiraba.



La impresionante decoración no tiene desperdicio.




Aquí un comerciante indio vendiendo uno de los productos más populares. Con un golpe de machete hace un corte y ya puedes meter la pajita y beber leche de coco fresca.



Obviamente todo está rotulado en lengua tamil, una de las oficiales del estado. De vez en cuando uno se encuentra también con algún comercio chino y por lo que pude ver el entendimiento entre ambas culturas es muy bueno. Desde indios acudiendo al barrio chino a comprar ropa hasta chinos comiendo con la familia en los restaurantes de Little India.


CHINATOWN



De camino a Chinatown, saliendo del metro me encontré con estos carteles que imagino venían a decir que al finalizar el año del tigre este volvía a su jaula y se daba la bienvenida a este nuevo año que es el de la liebre.



En pleno Chinatown, un mundo aparte.



Las baratijas tan características de los comercios chinos, no solo en Europa, también aquí.



El Buddha Tooth Temple, el mayor y más bonito templo budista de Singapur.




Impresionante interior y monjes budistas por todos lados, eso sí, más de uno hablando por Iphone, hay bienes materiales a los que ni siquiera un budista renunciaría…



Aquí una mujer rezando ante uno de los numerosos pequeños budas que hay a lo largo de las paredes del templo, cada uno con una función y, por tanto, oración diferente.




Otra mujer rezando junto a un monje.



A la entrada, cada visitante deposita un palillo de incienso en esta fuente y reza una breve oración.



Fijaros en el año de la consagración.



A las afueras, dos ancianos hombres chinos tomándose un respiro, al fin y al cabo es fiesta mayor y todo el mundo está en las calles.



Dentro del complejo de restaurantes, el famoso pato pequinés que tuve la suerte de degustar.



Todo preparado por y para gente china(yo era el único turista comiendo ahí), como este cocinero que con una maña impresionante preparaba platos en cuestión de segundos.



Ya fuera de Chinatown, de camino a Bugis Street o lo que viene a ser el mercado de ropa y otros productos para todos aquellos que no pueden permitirse los lujosos caprichos de la Orchard Road.



Una locura de gente, por fin se nota la densidad de población.




Uno de los dragones con los que representaban las danzas tradicionales con motivo de los festejos.



Y, cómo no, referencias a la liebre por todos lados.

Esto es todo por hoy, la próxima vez os mostraré lo que los de Singapur entienden bajo la Disneylandización de una de sus islas más bonitas, ver para creer…

Saludos, abrazos y besos,
M

Friday, February 11, 2011

Próxima parada: Singapur (Día 1 + 2)

Hola queridos y queridas!
Esta vez he decidido escribir en castellano, así hay un poquito para todos ;)
Con retraso, pero ahí va, mi post sobre mi breve estancia en Singapur:

Lo primero que impacta a uno cuando baja del avión es el ambiente casi tropical que se respira. Es como cuando vamos al zoo y entramos en aquellos invernaderos enormes repletos de plantas tropicales y la humedad te pega de frente, pues igual. Las temperaturas rondan los 28 grados pero la humedad suele ser del 90%, con lo cual os podéis imaginar lo que uno puede llegar a sudar. Es volver a casa de un día de turismo y tener la piel pegajosa como en los peores días de verano en Barcelona. Por contra, todo y absolutamente todo cuenta con aire acondicionado y siempre que se está en el interior hace hasta frío, así que los contrastes son brutales.
Después de intentar lo imposible y no encontrar ninguna posibilidad de Couchsurfing en Singapur, mi amiga Meri me puso en contacto con una amiga suya que vive allí, así que desde Dubai y muy last minute le envié un mensaje de socorro a ver si podía acudir en mi ayuda. Y tuve suerte. Y así fue. “Ningún problema, vente a casa, tenemos una habitación doble para ti, piscina y una ama de casa que se ocupará de ti con todo lo que necesites. En esta vida hay gente con un corazón muy grande y Misha (de Indonesia) y su marido Ezra (de Canadá) lo tienen. Me acogieron en su casa con todo el cariño y atención que uno puede pedir y cuando al día siguiente media familia de Misha se presentó en su casa sin previo aviso, en vez de pedirme que me fuera, me ofrecieron una habitación de hotel en el centro, “por las molestias causadas”. ¿Increíble no? Pues sí, uno puede tener mucha suerte de vez en cuando y la verdad es que les estaré eternamente agradecidos. Lamentablemente no pudimos pasar mucho tiempo junto, ya que Misha está embarazada y debe descansar, pero indudablemente es una de aquellas personas que uno no olvidará nunca.
Imprevistos aparte, mis días en Singapur transcurrieron de manera tranquila y pacífica. Mi primera vez en Asia, en un país que para nada es representativo de Asia sino más bien parece una metrópolis al estilo occidental y aún así las experiencias y los contrastes fueron muy interesantes. A continuación os hago un repaso visual de mis días de ruta que fueron desde el centro más comercial hasta los barrios de imigrantes más profundos, pasando por la isla “espectáculo” de Sentosa. Sentaros, abrochad los cinturones y disfrutad ;)



La calle en la que estaba la casa de Misha y Ezra, en una zona residencial un poco a las afueras de Singapur. Pura jungla, ruidos constantes de animales desconocidos y plantas nunca vistas. Bienvenidos a la Asia tropical.



Los jardines de la urbanización, de una belleza impresionante.



Singapore Quarry, un parque natural al lado de mi primera estancia, pura naturaleza.



Si en Dubai fue un camello, en Singapur me hice amigo de un mono, que estaba por el parque libremente campando y como diciendo, “estás en mi casa”, mientras su mujer y dos hijos miraban desde uno de los árboles al fondo.



La famosa Orchard Road, para entendernos, el Paseo de Gracia de Singapur, con más centros comerciales que papeleras…



Desde los centros comerciales más modernos con las marcas más exclusivas…




Hasta los de estética más tradicionales, como este Tang Centre.



Mi primera comida, una especialidad china a base de caldo y carne de ternera y fideos.



En uno de los canales, en la Boat Bay, una de las estátuas más curiosas que he visto.



En la zona de Marina Bay, por fin llegamos al más famoso de los símbolos de Singapur, el Merlion, mitad pez mitad león, que custodia la ciudad y desde el cual se pueden ver los principales edificios de la ciudad.



Como este (a mi gusto bastante horrible) trio de edificios con un jardín con palmeras en el tejado.



O la famosa Esplanade, un complejo de teatro, sala de conciertos y como no, centro comercial muy futurista.



La postal perfecta de Singapur, skyline + Merlion.



Solo por si a alguno se le había ocurrido, la pesca en esta zona está prohibida.



Como en estas fechas se celebraba el año nuevo chino, que dura unos 40 días, la ciudad estaba repleta de ferias y eventos para la gran (75% de la población) comunidad china.



Una de las estatuas, el famoso dragón.



O este amigo aquí, que, perdonad mi ignorancia no sé lo que representa…



Volviendo al centro, uno se da cuenta y recuerda de que Singapur también fue efectivamente una colonia británica, la arquitectura es igual vayas donde vayas.



Palmeras planas como una hoja de papel.



De nuevo y con motivo de la celebración del año nuevo chino, estos grupos hacen gira por toda la ciudad representando el baile del dragón y bendiciendo los restaurantes que visitan.



Y finalmente, la zona de fiesta de Singapur, Clarke Quay, como el centro comercial de La Roca, pero en vez de tiendas son bares, restaurantes y discotecas. Tipo villa olímpica, igual de cutre vamos…

Y esto es todo por el primer y segundo día, pronto más con mis incursiones en los barrios periféricos!